Jeringa siendo llenada con líquido de un vial, representando servicios médicos.

Los sanitarios se unen contra los Bulos en Vacunas

Bulos y más bulos

Desde el comienzo de la pandemia, el número de bulos e información falsa y errónea sobre la COVID-19, su origen o curación, ha ido creciendo exponencialmente. El éxito de la difusión de dichos bulos e informaciones dudosas, reside en la facilidad de circulación por medios y redes sociales. Cuando es una persona de confianza la que nos envía la información, no suponemos que es con mala intención ni con ánimo de estafarnos, por lo que otorgamos una credibilidad gratuita.

En el ámbito sanitario, esto se ha convertido en un problema. Muchas personas confían en este tipo de informaciones compartidas a través de medios sociales y sin contrastar, pensando que se trata de información veraz y creíble. Los sanitarios tienen que combatir, además de con el propio virus, con la desinformación. Todo esto se ha incentivado con la creación de la vacuna, cuando el número de bulos sobre el tratamiento y los componentes de la propia vacuna, se ha incrementado.

Alianza, de sanitarios, contra Bulos



La situación ha obligado a que diferentes organizaciones con facultativos médicos, firmen una Alianza contra los bulos en vacunas.  Entre las organizaciones, están la Asociación Española de Vacunología, la Asociación de Enfermería Comunitaria, la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, el Instituto Balmis de Vacunas, el Instituto #SaludsinBulos y la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria.

El objetivo de dicha alianza es contribuir a la información veraz sobre las vacunas y frenar la desinformación que circula entre los ciudadanos. Para lograr el objetivo, han diseñado campañas de concienciación, formación en habilidades de comunicación para profesionales sanitarios, herramientas de consulta y sistemas de monitorización.

Los principios de la Alianza

  •  Los bulos sobre vacunas ponen en peligro la salud de la población y, en especial, a los más vulnerables.
  • Cuando una persona deja de vacunarse porque cree que las vacunas son nocivas, no sólo se expone a un microorganismo que puede ser mortal, sino que pone en riesgo al resto de la comunidad.
  • La eficacia y seguridad de las vacunas no están basadas en creencias sino en ciencia. Todas las vacunas disponibles han pasado las evaluaciones clínicas de las autoridades sanitarias y han tenido que demostrar que son seguras y funcionan.
  • La difusión de bulos sobre las vacunas es un acto irresponsable.
  • Las redes sociales y las cadenas de mensajería instantánea, pueden multiplicar el alcance de un bulo y su daño, por lo que cualquier distorsión de la realidad puede equivaler a un efecto dominó cuyas consecuencias finales son impredecibles.
  • El humor es un arma de doble filo sobre las vacunas frente a la COVID19. Si bien puede ayudar a desmontar los argumentos de las personas reticentes a las vacunas, también puede contribuir a crear un estado de opinión contra ellas.
  • Se necesitan campañas de concienciación sobre los bulos en vacunas que apelen a la responsabilidad individual y que lleguen a todos los colectivos implicados.
  • Los profesionales sanitarios tienen una labor fundamental a la hora de difundir información veraz sobre vacunas y contribuir a la confianza de la población en ellas, tanto en su contacto directo con el paciente como en redes sociales y medios de comunicación.
  • La educación sobre los beneficios de las vacunas debe iniciarse desde edades tempranas. Un ciudadano formado en salud contribuye a una sociedad más sana.
  • La tecnología debe contribuir a combatir los bulos en vacunas y la creciente amenaza que suponen los bots creados por grupos antivacunas.

Con la creación de #SaludsinBulos, se pretende que el número de información dudosa y sin contrastar con un profesional médico no tenga el hincapié que tiene en la sociedad.