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Cómo reducir y prevenir el riesgo de reclamaciones de pacientes

En la práctica médica, prevenir reclamaciones no significa evitar errores: significa actuar con rigor clínico, documentar correctamente cada paso y gestionar la relación con el paciente de forma clara y cercana. Las reclamaciones sanitarias no siempre surgen de una mala praxis real, sino de complicaciones inevitables, expectativas no gestionadas o simples malentendidos. Por eso, además de contar con un seguro de responsabilidad civil sanitaria que proteja tu actividad, aplicar ciertas buenas prácticas diarias es clave para reforzar la confianza del paciente y reducir al máximo el riesgo de conflictos legales.

En este artículo repasamos las recomendaciones más importantes para proteger tu ejercicio profesional desde la prevención.

1. La historia clínica: tu mejor defensa

Una historia clínica correctamente redactada y actualizada es la principal herramienta jurídica en caso de reclamación. No basta con registrar el diagnóstico y el tratamiento. Es necesario dejar constancia de:

  • La información facilitada al paciente.
  • Los riesgos explicados.
  • La firma del consentimiento informado.
  • Las complicaciones surgidas y cómo fueron gestionadas.

Cada anotación debe ser precisa, objetiva y cronológica. Evita abreviaturas poco claras, tachaduras y omisiones.

2. La comunicación con el paciente: esencial para prevenir conflictos

Muchas reclamaciones surgen no por la actuación médica en sí, sino por la percepción de desinformación o falta de seguimiento. Por eso, una comunicación clara y constante es clave para prevenir conflictos.

  • Explica siempre el diagnóstico, las opciones terapéuticas y los riesgos asociados.
  • No presupongas que el paciente entiende lo que le has contado: asegúrate de que lo ha comprendido.
  • Mantente accesible y muestra empatía. Un paciente bien informado y tratado con cercanía es menos proclive a reclamar.

3. El consentimiento informado: no basta con explicarlo verbalmente

El consentimiento informado no es un mero trámite legal: es una herramienta de seguridad jurídica.

  • En procedimientos invasivos o con riesgos significativos, utiliza modelos escritos, claros y adaptados.
  • Incluye siempre la firma del paciente y adjunta el documento a la historia clínica.
  • En intervenciones complejas o estéticas, personaliza el consentimiento incluyendo complicaciones menos habituales pero posibles.

Un consentimiento detallado es muchas veces la diferencia entre una reclamación sin base y un litigio difícil de defender.

4. No garantices resultados: habla siempre en términos de probabilidades

Especialmente en medicina estética, cirugía plástica o tratamientos con componente subjetivo, es fundamental evitar expresiones como "garantizado", "resultado asegurado" o "éxito garantizado".

  • Explica siempre los beneficios esperables y las limitaciones del tratamiento.
  • Informa de posibles complicaciones, incluso si su incidencia es baja.
  • Adapta las expectativas del paciente a la realidad clínica.

Ofrecer una imagen realista es una protección frente a reclamaciones derivadas de resultados percibidos como insatisfactorios.

5. Gestiona correctamente las complicaciones

Una complicación no equivale a un error médico. Sin embargo, una mala gestión de la misma sí puede desencadenar una reclamación.

  • Ante cualquier evento adverso, informa de forma clara al paciente o a su familia.
  • Documenta detalladamente lo ocurrido en la historia clínica.
  • Registra las actuaciones médicas realizadas para resolver la situación.

La transparencia y la documentación precisa reducen el riesgo de conflicto posterior.

6. Trabaja siempre bajo cobertura aseguradora adecuada

No inicies actividad profesional sin contar con:

  • Seguro de responsabilidad civil sanitaria en vigor y adaptado a tu especialidad.
  • Póliza de responsabilidad civil profesional adicional si trabajas mediante una clínica o sociedad unipersonal.
  • Cobertura retroactiva, que proteja actos médicos pasados aún sujetos a posible reclamación.

En España, la Ley 44/2003 y diversas normativas sectoriales obligan a disponer de esta cobertura para ejercer profesionalmente.

7. En caso de conflicto, actúa con asesoramiento especializado

Si detectas un paciente descontento, recibes una queja formal o se inicia una reclamación:

  • No respondas directamente ni reconozcas fallos.
  • No modifiques ni añadas información en la historia clínica a posteriori.Contacta inmediatamente con tu aseguradora o correduría especializada.

Recuerda que tu póliza de responsabilidad civil incluye defensa jurídica y asesoramiento legal desde la primera notificación.

Conclusión: la prevención empieza en la consulta

Reducir el riesgo de reclamaciones no depende solo de una correcta actuación clínica. La forma en que documentas, informas y gestionas las expectativas del paciente es igual de importante.

Además, ninguna medida preventiva elimina el riesgo al 100 %. Por eso, contar con un seguro de responsabilidad civil sanitaria bien estructurado, que te respalde legal y económicamente, es imprescindible para ejercer con seguridad.

En nuestra correduría, especializada en seguros para profesionales sanitarios, te ayudamos a proteger tu práctica con coberturas adaptadas a tu especialidad y forma de trabajar.

Consulta con nosotros sin compromiso y protege tu ejercicio profesional.

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